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Inicié a escribir poesía a los 8 años de edad. Todo este tiempo mi poesía paso inadvertida, oculte mis escritos con la finalidad de que nadie supiese de lo que hacía, ni mi propia familia lo supo. Todo esto tiene una causa de las formas que me criaron. Por lo cual ahora pondré aquí algunas estrofas como fragmento de aquello que hizo que me divirtiera como un niño. Me daba felicidad hacerlo, y tras unos largos momentos meditando era como navegar en ella. Algunas mujeres fueron convencidas por mi poesía, y si les causo daño con el tiempo mi suavidad y ternura para abordar los temas de amor, les pediré perdón por ello.

Sin embargo no defraudaré a todos los escritores que han nacido con el juego de palabras en su mente y con dedos de agentes de la letra en sus manos. Yo he nacido con los dedos en mi mente y con el cerebro encantado en mis dedos mientras aplomo mis palabras en el teclado de un ordenador. Honraré a todos aquellos poetas que tanto admire, como Rubén Darío, Salomón de la Selva, Alfonso Cortez, Jose Benito Pérez Galdós y Juan Ramón Jimenez.

Benito Pérez Galdós casí fue como yo. Recibió una educación rígida y religiosa y esa educación muchas veces pare hombres de sentimientos suaves. Rubén era como un príncipe de la letra, el hombre que dijo: la poesía es mía en mí. Alfonso escribió loco, Salomón un militar inspirado a Benito lo veo aun en Trafalgar, y Juan es como Platero y yo. Yo soy aquel que ha dicho, soy el halcón que no canto, que no vuelo a gusto por el espacio allá nublado entre lo malo y lo santo, tiemblo en el llano de susto y me siento entre mi apenado. Soy Frank D´Nicar.